historia de españa - Artículos de la mili - Cuéntanos cómo fue tu mili - Amigosdelamili.com2024-03-29T09:19:03Zhttps://www.amigosdelamili.com/articulos/feed/tag/historia+de+espa%C3%B1aJuan Ladrillero y su exploración por el estrcho de Magallanes.https://www.amigosdelamili.com/articulos/juan-ladrillero-y-su-exploracion-por-el-estrcho-de-magallanes2018-11-17T18:41:35.000Z2018-11-17T18:41:35.000ZPascual Sánchez Soler 3º82https://www.amigosdelamili.com/miembros/PascualSanchezSoler<div><p>Tal día como hoy, pero de 1557. El explorador y marino Juan Ladrillero zarpa de Valdivia (Chile) y alcanza la Isla de la Desesperación antes de adentrarse en el Estrecho de Magallanes.<br/>“En miércoles diez y siete de Noviembre de mil y quinientos cincuenta y siete años, partió á la armada de S. M. del puerto de la ciudad de Valdivia en demanda y descubrimiento del estrecho por mandado del Illmo. Sr. Gobernador don García Hurtado de Mendoza en la cual dha. Armada pa. Hacer el dho. Descubrimiento envia al capita Juan Ladrillero y para su ayuda al capitan Francisco Cortes Hogea con dos navios é un bergantin el cual descubrimiento es por la parte que el capitan Magallánes salió del dho. estrecho el año de 1520 en demanda de las islas de Maluco ó Maloca que son en la Asia y tierra de especería”.<br/>Así comienza el apasionante relato del escribano Miguel de Goicueta, navegante de la San Sebastián, que junto a la nave San Luis, y bajo el mando de Juan Ladrillero compartieron la aventura. Miguel de Goicueta, acota que el relato está basado en la experiencia vivida a bordo de la San Sebastián, debido a no tener constancia de lo registrado en la San Luis, de la que solo obtuvo “ligeros extractos”. Tal detalle se debe a que las tempestades separaron a ambos navíos. <br/>Efectivamente, El 17 de noviembre de 1557, con una tripulación de sesenta hombres a bordo de las naves "San Luis" y "Sebastián" y un bergantín, emprendieron el viaje desde el puerto de Valdivia. A poco de iniciada la navegación el bergantín desapareció y días después un temporal dispersó las otras dos naves, que no volvieron a encontrarse. La "San Sebastián", al mando de Cortés Ojea, trató de internarse en el estrecho, pero los embates del mar y el vapuleo en el intrincado archipiélago castigaron duramente la nave, a tal punto que decidieron regresar. Con la embarcación en muy mal estado recalaron en una isla desconocida. En dos meses con los restos de la nave construyeron un lanchón al que llamaron "San Salvador"; en él lograron, después de un penoso viaje, arribar a Valdivia. Los sobrevivientes informaron que la nave capitana "San Luis" había desaparecido y dieron por seguro su naufragio. La falta de información hizo que se divulgara que el estrecho se había cerrado, lo que dio lugar a distintas versiones sobre el fenómeno natural que había podido causar semejante cataclismo, pero mientras se difundía toda clase de rumores, inasequible al desaliento, Ladrillero navegaba por los intrincados canales que abundan en la región austral.Después de explorar la mitad del estrecho se detuvo en un puerto natural que denominó "Nuestra Señora de los Remedios", donde permaneció durante cerca de cinco meses -de marzo a julio de 1558-.</p><p><a href="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/135514896?profile=RESIZE_710x" target="_blank" rel="noopener"><img class="align-full" src="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/135514896?profile=RESIZE_710x" width="539"/></a><br/>Ladrillero, con suficientes méritos para seguir los pasos del marino y navegante portugués Hernando de Magallanes, halló sin embargo en su viaje un fiordo en lugar del ahora famoso estrecho, por lo que decidió llamarlo Última Esperanza. Posee dos comunas, Puerto Natales y las famosas Torres del Paine, uno de los enclaves turísticos más cotizados de la Patagonia chilena por su Parque Nacional, donde su montaña cumbre alcanza los 3050 metros sobre el nivel del mar.Se trata de la puerta de entrada a la vasta Antártida, una ciudad y terminal marítima ubicada a más de tres mil kilómetros de Santiago, calificada también como la capital de la Patagonia Austral. Desde allí aparecieron en el horizonte los lugares más remotos del orbe. Primero, Cabo Froward, donde está la gigantesca Cruz de los Mares, considerado el punto más austral de la masa continental de América. Y después el Islote Aguila, en el archipiélago Diego Ramírez, punto más meridional de América y, naturalmente, Cabo de Hornos, en la Isla de Hornos y archipiélago de Tierra del Fuego, cuya capital es Puerto Williams.<br/>El 22 de julio prosiguió viaje y el 9 de agosto llegó a la boca oriental del estrecho, de la que tomó posesión en nombre del rey de España. Allí se estableció un tiempo sin pasar al océano Atlántico y trabó relación con unas tribus de aborígenes. Después de una corta estancia decidió emprender el regreso.<br/>A pesar de las penurias que debieron soportar, en su diario de viaje Ladrillero relevó prolijamente los canales, los detalles de las costas y las características geográficas de la región, sus recursos y población, todo con datos muy útiles para el conocimiento del estrecho, aunque sin relatar en detalle las circunstancias de la exploración. De lo que no hay dudas es de que su gran experiencia como navegante contribuyó al éxito del viaje, que demostró el valor estratégico del brazo de mar que permitía unir los dos océanos e incorporar nuevos territorios para la Corona, aunque lamentablemente no eran aptos para proyectar nuevas fundaciones por la aridez de las tierras y las hostiles condiciones climáticas. <br/>La expedición tuvo un fin trágico. La "San Luis" regresó a poco más de dos años de su partida, el 15 de enero de 1559, con menos de la mitad de los tripulantes que la habían iniciado, muchos de quienes murieron por enfermedades o agotamiento pocos días después de anclar en Valdivia. Ladrillero y dos marinos lograron sobrevivir a las consecuencias de tan penosa tarea cumplida. De esta manera quedó desvirtuado el mito acerca del cerramiento del estrecho. Las autoridades españolas trataron de no desmentirlo con el propósito de espantar a los piratas de todas las banderas que, sin dudas, tenían la intención de saquear las naves españolas que navegaban en el Pacífico.<br/>Juan Ladrillero demostró que la navegación del Estrecho de Magallanes podía llevarse a cabo en sentido opuesto al que hasta entonces se había hecho. Se lo considera, después de Hernando de Magallanes, el segundo descubridor, por ser el primero que hizo la doble travesía del entonces más accesible paso que unía las aguas del Atlántico y el Pacífico.<br/>El personaje desconocido<br/>Juan Fernández Ladrillero nació en Moguer, España, en 1505. Desde muy joven se interesó en los estudios cosmográficos y astrológicos y se dedicó asimismo a la navegación, campo en el que más se destacó. Se estableció en Nicaragua, donde se dedicó a la construcción naval sin dejar de navegar, de tal manera que a los 30 años había cruzado el Atlántico en veintidós ocasiones. Posteriormente se trasladó a Perú, donde participó en la guerra civil que protagonizaron los Pizarro y contrajo matrimonio con doña Francisca de Cabrera en la ciudad de La Paz para finalmente llegar a Chile junto al gobernador Hurtado de Mendoza en 1557 que entre sus proyectos tenía la intención de reconocer la boca occidental del Estrecho de Magallanes. Al igual que Valdivia, su antecesor, tenía conciencia del valor estratégico del estrecho y, a pesar de los fracasos de las expediciones anteriores, ordenó acometer la empresa.<br/>Ladrillero – muy recordado en el Chile actual - es uno de los navegantes y expedicionarios más injustamente olvidados por la Historia de España. Valgan estas breves líneas para hacer honor a su memoria</p></div>El español Gaspar de Portolá descubre la bahia de San Francisco.https://www.amigosdelamili.com/articulos/el-espanol-gaspar-de-portola-descubre-la-bahia-de-san-francisco2018-11-02T18:57:14.000Z2018-11-02T18:57:14.000ZPascual Sánchez Soler 3º82https://www.amigosdelamili.com/miembros/PascualSanchezSoler<div><p>Tal día como hoy, pero de 1769, en los actuales Estados Unidos de América, el explorador español Gaspar de Portolá descubre la Bahía de San Francisco. Curiosamente la bahía de San Francisco apareció en las crónicas y en las cartas de navegación dos siglos antes de ser descubierta. La leyenda de la existencia de un gran refugio en el Septentrión Novohispano alentó expediciones y recreó mitos en la cartografía. Sucesivas expediciones por mar buscaron sin éxito el misterioso enclave que los mapas recogían sin demasiada definición<br/>De entre los muchos españoles que dejaron su huella indeleble en la épica conquista de Norteamérica, hay uno que, quizás más olvidado que los otros, administró con sabiduría para su rey una extensión de más de un millón de kilómetros cuadrados en el balcón del Pacifico, hoy llamado California y en su tiempo configurada casi íntegramente por la Baja y la Alta California .<br/>Cuando llegó a México hacia 1764, Gaspar de Portolá era ya un experimentado militar curtido en Italia y en la campaña de Portugal durante la Guerra de los Siete Años, conflicto en el que, inicialmente y para variar, estaban enzarzadas una vez más Francia e Inglaterra.<br/>Discreto, eficiente, humilde y buen funcionario en toda la extensión de la palabra, este hombre era un compendio de virtudes que aunaba bajo un uniforme militar los mejores valores. Para el monarca, era un súbdito leal y de confianza probada. Este soldado leridano, compañero y amigo fiel de Fray Junípero Serra, fue enviado por el marqués de Croix, virrey de Nueva España, al mando de un regimiento para pacificar la región de Sonora hacia el año del Señor de 1767<br/>En 1542 el virrey Antonio de Mendoza y Pacheco organizó una expedición para efectuar reconocimientos en la costa exterior californiana con el fin de demarcarla. Se designó al piloto Juan Rodríguez Cabrillo para dirigir la empresa. A bordo del San Salvador y el Victoria, Cabrillo partió el 27 de junio de 1542 hacia el norte de la península californiana.<br/>Aunque la expedición de Cabrillo tuvo que navegar frente a sus costas, bien por la bruma, bien por la oscuridad nocturna, la bahía de San Francisco no fue vista por los tripulantes del San Salvador pero sí se había conseguido ampliar el saber geográfico y poner sobre los mapas las costas de la que será titulada como Alta California, así como descubrir la Bahía de San Diego.<br/>A finales del siglo XVI, los objetivos de la Monarquía en el Pacífico Septentrional se concentraban en la ocupación de las Filipinas; campaña que pudo consumarse con el descubrimiento de la ruta de tornaviaje por Andrés de Urdaneta (1565) y la instauración de la ruta Manila-Acapulco (1568) con el célebre Galeón de Manila. Desde entonces, el Noroeste adquirió un nuevo interés para España: la preservación de tan importante ruta comercial. Las autoridades temían que la costa se convirtiera en refugio de saqueadores que trastocasen la ruta comercial atraídos por el tránsito del galeón de Manila. Las sospechas se confirmarían con la entrada en escena de los corsarios Francis Drake (1578) y Tomas Cavendish (1587)<br/>Se sabe que Drake estuvo fondeado por allí. La localización exacta del puerto donde ancló el capitán Drake ha sido asunto de controversia y varios emplazamientos han sido propuestos como el punto donde fondeó el Golden Hind y donde se dice que Drake colocó "un gran poste en el que clavó una moneda de seis peniques" dedicando aquella tierra a la reina de Inglaterra.<br/>Las narraciones que se sucedieron tras su regreso a la Gran Bretaña dieron cuenta de aquel amarre, pero sin aclarar la ubicación precisa del estratégico puerto. Las autoridades sajonas habían decidido iniciar una campaña de confusión, mediante la transmisión de contradictorias referencias espaciales. Las noticias del itinerario y del puerto de Drake, en lo que se llamó Nueva Albión, se propagaron rápidamente por Europa y los impresores actualizaron los nuevos mapas. La maquinaria propagandística británica funcionó y, a comienzos de 1580, el holandés Nicola van Sype grabó la primera carta con la ruta de circunnavegación de Drake en donde aparece por vez primera el topónimo Nova Albión. Jodocus Hondius, imprimió en 1595 un mapamundi con los viajes de Drake y el posterior de Cavendish, consagrando el genérico de Nueva Albión para la Alta California y exagerando una generosa bahía como fondeadero del corsario<br/>A finales del siglo XVI, el indeterminado lugar donde Drake y sus hombres "permanecieron durante un mes y medio, haciendo acopio de madera y agua, carenando igualmente el barco”, se había convertido en una leyenda y en un problema para la Corona española que se sintió amenazada en el Pacífico y hubo de emprender una campaña de consolidación y defensa de sus posiciones en el Océano.<br/>La estrategia consistió en explorar y demarcar la costa, mejorando los mapas para impedir accidentes y naufragios; buscar puerto para dar descanso y proveer de agua y alimentos a los galeones de la ruta de Manila y encontrar un lugar en la costa apropiado para edificar un presidio de refugio y defensa.<br/>La presencia de José de Gálvez en el Noroeste fue esencial para la organización de las expediciones (dos marítimas y dos partidas terrestres) que tuvieron como objetivo principal la ocupación de los dos puertos recomendados por Vizcaíno a principios del siglo XVII: San Diego y Monterrey con el objetivo de consolidar la presencia española en la Alta California y así evitar el desembarco de colonos ingleses y rusos. La llegada al primero no revistió problemas, ya que San Diego fue fácilmente identificado (por el ya mencionado Rodríguez Cabrillo). En cambio, no ocurrió lo mismo con Monterrey, por las escasas y equívocas señales con las que se había descrito.<br/>José de Gálvez lo eligió para comandar la expedición militar que ocupó San Diego y Monterrey en 1769 y 1770, primer capítulo de la colonización española de la Alta California. Dicha expedición estaba dividida en dos secciones: una marítima (con dos barcos, el San Antonio y el San Carlos, que navegaron de forma separada) y otra terrestre. Esta última también se dividió en dos partes: la primera estaba mandada por el capitán de la Compañía de cuera de Loreto Fernando de Rivera y Moncada. Llevada en su compañía al franciscano Juan Crespi, al pilotín José Cañizares, veinticinco soldados y numerosos indios de las misiones jesuitas. La segunda fue mandada por el gobernador Portolá, llevando en su compañía a fray Junípero Serra y al sargento José Francisco de Ortega. También formaban parte de la expedición varios soldados de cuera, criados e indios de las misiones, que guardaban las numerosas mulas que transportaban los víveres y otras cargas.<br/>El grupo, que había salido de Loreto el 9 de marzo de 1769, siguió los pasos de la primera partida, alcanzando el puerto de San Diego el 29 de junio. Portolá y Serra se unieron con todos los expedicionarios de tierra y mar, aunque numerosos marinos estaban postrados a causa del escorbuto y varios sirvientes de las partidas terrestres habían huido durante el tránsito por la península de Baja California. Sin embargo, decidieron que un grupo prosiguiera las exploraciones para buscar el puerto de Monterrey, viaje que realizaron entre el 14 de junio y el 24 de enero de 1770<br/>La última expedición salió hacia la Alta California el 21 de mayo de1769. La dirigía el primer gobernador de California don Gaspar de Portolá Rovira que fue nombrado comandante general de las expediciones. Fray Junípero Serra viajó con esta partida que marchó hacia el Norte, pensando que podría encontrar la verdadera bahía de Monterey, o en su defecto, la Bahía de San Francisco de Cermeño<br/>Gaspar de Portolá no localizó el puerto de Monterrey y pasó de largo en dirección a lo que luego serían Santa Cruz y San Francisco. El 1 de noviembre de 1769, los expedicionarios terrestres describieron:<br/>Divisamos desde la cumbre una Bahía Grande formada por una punta de tierra que salía mucho la Mar áfuera y parecia Isla, aserca de lo cual se engañaron muchos en la tarde antecedente. Mar afuera como al Oeste noroeste respecto a nosotros, desde el mismo sitio al Sudoeste de la misma punta, se divisaban siete Farallones blancos de diversa Magnitud. Siguiendo la Bahía por el lado Norte, se distinguían unas barrancas blancas, y tirando así al Nordeste se veía la boca de un Estero que parecía internarse la tierra adentro.<br/>El 2 de noviembre un grupo de avanzada llegó a la cima de una colina y vio ante sí una gran extensión de agua. La expedición de Gaspar de Portolá Rovira acababa de descubrir la imponente bahía de San Francisco. En un primer momento no fueron conscientes de la magnitud de su encuentro; los exploradores lo identificaron con la bahía de Cermeño pero el puerto que al que acababan de llegar iba a ser mucho más trascendente a los intereses de la Corona que lo que la bahía de Monterrey jamás podría haber sido. Por su hermosa armonía, la abundancia de agua potable, leña y lastre, el clima frío, saludable y libre de las molestas nieblas, y la docilidad y afabilidad de los numerosos indios que encontraron, era un lugar más que perfecto para un asentamiento.<br/>El 17 de septiembre de 1776 se establecía el Presidio, días después el padre Francisco Palóu consagraría la Misión a San Francisco de Asís El "Gran Puerto de San Francisco" como pasaría a conocerse la escondida bahía, fue definitivamente puesto sobre el mapa para orgullo de la Corona española y aunque las amenazas extranjeras continuarían truncando la calma del Pacífico, el soñado puerto se convirtió en la pasarela necesaria al Norte y a las Filipinas.<br/>Como curiosidad hay que añadir que en la misma exploración en la que se descubrió la bahía de San Francisco, el padre Juan Crespí, cronista de la expedición, anotó la existencia de unos "árboles muy altos de color rojo" que recordaban a los cedros. "Estos árboles son muy numerosos en la región", proseguía Crespí. Como nunca se habían observado especímenes de esa especie, fueron bautizados escuetamente como "palos colorados", equivalente a "troncos rojos", denominación que luego dio origen el inglés "redwood".<br/>La escueta anotación es la primera prueba documental del avistamiento por parte de europeos de secuoyas, o más concretamente de secuoya roja o de costa (Sequoia sempervirens). La primera descripción científica del árbol no llegaría hasta 1791, de manos del botánico checo Tadeas Haenke, científico a bordo de la histórica expedición Malaspina. Bajo una se esas secuoyas estableció Portolá un campamento durante la expedición denominando al lugar Palo Alto – actual capital de Sillicon Valley- en el Condado de San Mateo junto al llamado Portola Valley, lugares todos ellos que conservan en la actualidad el nombre de Portolá en lugares históricos, calles y colegios.<br/>La expedición de Gaspar de Portolá estableció un campamento al pie de una inmensa secuoya que fue bautizada como el Palo Alto, denominación que con posterioridad dio nombre a la ciudad de Palo Alto y que perdura en nuestros días.<br/>Posteriormente, la llegada de bastimentos a San Diego en el paquebote San Antonio el 23 de marzo, capitaneado por Juan Pérez, animó a Portolá a emprender nuevamente la búsqueda, esta vez por mar y por tierra. El resultado fue afortunado, tomándose posesión del puerto de Monterrey el 3 de junio de 1770. Siguiendo con las órdenes reales, se fundó un presidio y una misión bajo la advocación de San Carlos Borromeo.<br/>Concluidos los trabajos, Gaspar de Portolá dejó el puerto de Monterrey el 9 de julio en compañía del ingeniero Miguel Constanzó y llegó a San Blas el 10 de agosto de 1770 a bordo del paquebote El Príncipe, comandado por Juan Pérez. En su lugar dejó al teniente Pedro Fages al frente del presidio de Monterrey. El rey le otorgó el grado de teniente coronel el 5 de enero de 1771 en atención a sus servicios. Carlos III lo nombró gobernador de Puebla de los Ángeles (actual Los Angeles) el 9 de junio de 1776 con 4.000 pesos de sueldo. Además, el monarca lo ascendió a coronel de dragones por real cédula del 28 marzo de 1777. La hoja de servicio señala que: “desempeña lo que se le manda y tiene valor y conducta”.</p><p> </p><p>2-11-2018</p><p>Pascual Sánchez Soler 3º/82</p></div>