Los múltiples modelos de mascarillas existentes se agrupan en dos tipos principales. Por un lado, los respiradores, especialmente diseñados para proteger a quien los lleva, ya que evitan la entrada de sustancias tóxicas o agentes patógenos. Por otro, las mascarillas quirúrgicas, diseñadas para proteger a las personas del entorno, ya que evitan la salida de patógenos respiratorios como el virus de la gripe o el coronavirus.
Aun así, “ofrecen una cierta protección también para quien los lleva si se utilizan correctamente, ya que evitan la entrada de gérmenes”, explica Almirante. Tecnológicamente más sencillas que los respiradores, y más baratas, las mascarillas quirúrgicas se han convertido en la imagen icónica de la epidemia del coronavirus.
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