El Fuerte de Victoria Chica, del siglo XVIII, es de planta rectangular, construido en piedra de la zona, para los muros, y ladrillo macizo, para los arcos y las bóvedas. Está compuesto por una batería, a la que se accede por una rampa y bóvedas subterráneas.
En 1734, mediante una planificada acción, se toma por sorpresa el Cerro del Cubo, situado en las cercanías de las murallas, desde el que se podía hostigar Melilla con fuego de fusilería y artillería. Ese mismo día se construyó una fortificación provisional con maderas. Entre 1735 y 1736 se realizaron obras de mampostería, seguidas de otras mejoras para proteger la llamada Altura del Cubo.
Tras el sitio de Melilla (1774-1775) fue reconstruido y ampliado. En 1778 se reformaron los muros y el cordón, y se reconstruyeron garitas, banquetas y guardacabezas.
Pertenece al cuarto recinto, el cual constituye la última gran ampliación del sistema defensivo de la ciudadela histórica. A diferencia de los recintos anteriores, proyectados sobre el peñón rocoso y en contacto con el mar, el cuarto recinto se extiende sobre tierra firme, marcando el inicio de la expansión urbana extramuros. Levantado fundamentalmente en los siglos XVIII y XIX, el cuarto recinto responde a una concepción más moderna de la defensa perimetral, en línea con los principios de la fortificación ilustrada y adaptada al avance progresivo de las tropas y artillería del enemigo desde el interior del continente africano.
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