Descripción

Creados el 23 de febrero de 1880 como unidades de Infantería con los nombres de  Regimiento Disciplinario de Ceuta y otro como Batallón Disciplinario de Melilla. El 13 de enero de 1908 el Batallón pasó a ser Regimiento organizado en Plana Mayor y 2 compañías Su función era la de mantenimiento del orden público y a la protección y escolta de los trabajadores en diferentes obras y servicios en la Comandancia General de Melilla la cual tenía asignada cada una de sus cinco circunscripciones (Annual, Dar Drius, Kandussi, Zoco el Telatza y Nador) a un regimiento de infantería siendo la de Nador a la falda del monte Gurugú. la asignada a la Brigada Disciplinaria; en esta zona se encontraban dos posiciones importantes la Alcazaba de Zeluán junto al aeródromo, y Monte Arruit. y otras tres posiciones menores que eran Arrof, Zaio y Cabo de Agua frente a las islas Chafarinas.

En verano de 1921 la Brigada Disciplinaria de Melilla al mando del teniente coronel Francisco Pardo Agudín estaba compuesta por Plana Mayor y un batallón con dos compañías en total destinados 223 hombres. .

Durante el Desastre de Annual fallecieron 4 oficiales y 71 de tropa consiguieron refugio en la fabrica de harinas de Nador donde resistieron del 24 de julio al 2 de agosto pactando su rendición que a diferencia del resto de posiciones fueron respetadas pudiendo llegar a Melilla. Con parte de sus efectivos se crearía en 1924 la Compañía Disciplinaria de Cabo Juby.

El 21 de octubre de 1940 la Brigada Disciplinaria de Melilla se reorganizó como Batallón Disciplinario de Marruecos, continuando de guarnición en la Alcazaba de Zeluán hasta  hasta finales de 1956 en que se traslada al Fuerte de Cabrerizas de Melilla, pasando a denominarse Batallón Cabrerizas y años después a Sahara con acuartelamiento en Villa Cisneros participando en la guerra de Ifni. Quedó disuelta en 1964

Cuartel relacionado: Batallón Disciplinario de Cabrerizas (Sahara) Batallón Independiente de Infantería nº 1

https://www.amigosdelamili.com/cuarteles/batallon-disciplinario-de-cabrerizas-sahara-batallon-independient

 

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    NADOR, 1921.
    El día 22 de julio de 1921 empezaron a llegar noticias a Nador sobre la caída de la posición de Annual (que hacía de Campamento General de toda la circunscripción) a manos de los rifeños capitaneados por Muhammad ibn Abd el Krim al Khattabi y de todas las que estaban asentadas en la primera línea de avance.
    Los militares y civiles que llegaban huyendo contaban el comportamiento cruel y sanguinario que los rifeños rebeldes ejercían sobre los desgraciados que quedaban mal heridos o cogían prisioneros.
    El teniente coronel de Infantería Francisco Pardo Agudín, máxima autoridad militar en Nador, se dispuso a organizar la defensa de la ciudad ante un ataque inminente por parte de los rebeldes contando con el auxilio de los comandantes Juan Almeida Vizcarrondo de la Brigada Disciplinaria y Wenceslao Sahún de Infantería.
    Tenía bajo su mando una guarnición que había quedado notablemente disminuida al marcharse muchas de las unidades que la integraban al frente de Annual y en esas fecha solo habían quedado bajo su mando dos secciones de la Brigada Disciplinarias así como un número importante de guardias civiles integrantes de los puestos que conformaban la Línea que tenía la cabecera en Nador al mando del teniente Ricardo Fresno Urzay. Incluyendo a todos los soldados que el citado teniente había recuperado cuando huían desmelenadamente hacia Melilla e incluso paralizando en la propia estación de ferrocarril al tren que procedente de Monte Arruit se dirigía cargado de infantes hacia la plaza melillense. Contando con los guardias civiles que en unión de sus familiares habían llegado procedentes de los puestos de San Juan de las Minas y Segangan se llegaron a concentrar unos doscientos españoles.
    Siguiendo las instrucciones del teniente coronel Pardo Agudín, ese mismo día 22 los concentrados se repartieron en dos baluartes en espera de la llegada de tropas de auxilio procedentes de Melilla: la iglesia de Santiago el Mayor para vigilar la entrada a Nador por Melilla y la Fábrica de Harinas, un sólido edificio de planta baja y dos plantas superiores que se ofrecía como una mejor posición defensiva. Para guarnecer y proteger la iglesia, que había sido fortificada por órdenes del teniente Fresno, fue designado el alférez Lisardo Pérez, quien hasta esa fecha era el comandante de puesto de Segangan, con los guardias civiles que habían estado bajo sus órdenes y parte de una sección de la Brigada Disciplinaria.
    El día 23 empezaron a sufrir ataques esporádicos ya que los moros desde el día anterior estaban dedicados al saqueo y destrucción de las viviendas y comercios que habían dejado abandonados los españoles. Desde las dos torres de la iglesia los guardias civiles y soldados pudieron comprobar el espíritu destructor y el sentimiento vengativo que envolvía a aquella masa incontrolada.
    El día 24 se generalizaron los ataques, en ocasiones tremendamente furibundos, contra las dos posiciones españolas que respondían con gran bravura. En un principio los defensores de la iglesia pudieron aprovisionarse con los alimentos acumulados en cierta cantidad porque los frailes franciscanos esperaban la llegada del obispo de Málaga, a la que administrativamente dependía Melilla, para festejar el inicio al culto del edificio. Sin embargo el acopio de agua era muy escaso para satisfacer la sed del grupo pensando que aquel mes de julio el calor era sofocante. Los moros habían cortado la tubería de agua salobre que procedente de un pozo situado en Tahuima a dos o tres kilómetros hacia el sur suministraba a la ciudad el preciado líquido (con los años fue lugar donde se asentó el Campamento de “La Legión”).
    Desde los campanarios los defensores rechazaban una y otra vez los ataques de los rifeños rebeldes que arreciaban las descargas al anochecer protegidos en la oscuridad de los alrededores. Al chocar las balas en las campanas salían rebotadas produciendo un maullido estremecedor. Empezaron a sufrir heridas de mayor o menor consideración y se llegó a producir la muerte de un civil al carecer de medicamentos para poder curarlo.
    Ese día 24 ya no tenían agua ni ningún tipo de líquido que pudiese calmar la sed que resecaba sus labios y agarrotaba sus gargantas. Las vituallas empezaron a ser racionadas dada su escasez y los síntomas del hambre ya se dejaban manifestar en todos los hombres que defendían la iglesia a los ataques de los rifeños. Pasada la media noche y ya en los comienzos del día 25, un par de soldados, desesperados por la sed y el hambre, intentaron escapar aprovechando la oscuridad pero fueron apresados y sufrieron una cruel muerte. Los demás defensores se mantuvieron en una permanente alerta para rechazar cualquier intento de los rebeldes de apoderarse de la iglesia. Durante todo ese día no cesaron de aprovechar las atalayas que les servían de refugio, como eran los campanarios, para mirar hacia el Atalayón por donde habrían de llegarles las tropas de auxilio procedentes de Melilla.
    Desesperados por la situación que atravesaban y como quiera que las municiones estaban a punto de agotarse, el alférez Lisardo Pérez en la madrugada del 25 al 26 ordenó la evacuación en dirección a la Fábrica de Harinas, donde estaba resistiendo el resto de la guarnición a los ataques rifeños. Durante la marcha fueron sorprendidos por un grupo de moros muriendo unos cuantos y otros fueron hechos prisioneros, el resto consiguió alcanzar el puesto amigo. Allí quedó la iglesia en poder de una horda de salvajes que no cesaba de saltar y gritar enarbolando los fusiles por encima de sus rapadas cabezas. Las dos torres y parte de la fachada graneada de pequeños orificios y desconchones daban testimonio de la lucha sin cuartel llevada a cabo entre los moros y un grupo de bravos soldados españoles que aguantaron su defensa hasta la extenuidad.
    La Lucha en la Fábrica de Harinas continuó hasta el 2 de agosto de 1921 en que con casi todos los defensores heridos de mayor o menor consideración, con los muertos colocados en un rincón de la planta baja hasta tener ocasión y lugar para su entierro, soportando una sed abrasadora y con las vituallas acabadas, el teniente coronel Francisco Pardo decidió aceptar la propuesta del cabecilla rifeño Bu Ahmed y entregando las armas fueron escoltados hasta el Atalayón y entregados a las tropas españolas.
    Fue la única rendición pactada respetada por los rifeños.

    Fuente: A pie y sin dinero. Diario de un soldado.

    https://www.facebook.com/100067589014743/posts/nador-1921el-d%C3%AD...

    A pie y sin dinero. Diario de un soldado.
    NADOR, 1921. El día 22 de julio de 1921 empezaron a llegar noticias a Nador sobre la caída de la posición de Annual (que hacía de Campamento General…
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