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  • Coincido con Marta, hay que salir fuera de España para valorarla. También hay que salir fuera para ver que, salvo los populistas, cuando se levanta la bandera nacional local y se canta el himno, todos, con pequeñas excepciones, se levantan y canta SU himno. Eso en España es imposible, gracias a la izquierda que nos hemos regalado y los complejos de la derecha que piensa que cantar el himno es de fachas o casi.

  • Hace año y medio, Marta Sánchez sintió la necesidad de escribir una carta a España, la tierra donde nació, creció, aprendió a cantar, maduró y amó, y a la que, en aquel momento, llena de nostalgia, sentía lejos, a miles de kilómetros de distancia, desde la otra orilla del océano Atlántico. Esa carta se convirtió en su propia versión del himno de España, y Marta Sánchez escogió la noche del pasado sábado –una noche muy especial– para cantarla en público por primera vez.

    Celebraba los treinta años de trayectoria musical en el Teatro de La Zarzuela, donde cantaron su padre, el barítono Antonio Campó, y su padrino, el tenor Alfredo Kraus. Y cuando el concierto estaba a punto de terminar, Marta Sánchez hizo una reflexión ante el público: «Tuve la brillante idea de irme a Miami hace un par de años –relató con cierta ironía–. Allí me dí cuenta de lo que echaba en falta España, que mi gente y mi hogar estaban aquí. Os he echado tantísimo de menos que decidí llevar a cabo algo que tenía en mente hace algún tiempo: escribir una carta a mi tierra a través del que es, a mi modo de ver, una de las composiciones más incomprendidas de nuestra historia».

    En cuanto Marta empezó a cantar su versión del himno, el público explotó de entusiasmo y, a la salida, la noticia corrió como la pólvora por las redes sociales: «Marta España», la llamaron. Ella, con su voz, su arte y su talento, acompañada solo por un piano, vestida de rojo e iluminada con luces rojas y amarillas, emocionó a una España que ya, sin complejos, empieza a sentirse orgullosa de unos símbolos que re-presentan a todos, por encima de las diferencias políticas.


    «Fue una idea que surgió en Miami», relató la cantante ayer a ABC. «Lo pasé mal estando fuera, porque echaba de menos lo que era mío», y la letra del himno «es una carta de nostalgia». Sin embargo, aquella idea quedó «un poco aparcada y fue a la vuelta de Estados Unidos, cuando decidí terminar la letra que había empezado allí».

    Una vez concluida la canción, sólo quedaba elegir el lugar y el momento para compartirla. El Teatro de La Zarzuela «me pareció un sitio precioso y un momento bastante bueno para darla a conocer. Fue una idea que sentí de corazón. Un acto muy sentido por toda la nostalgia que sentí al vivir fuera de España... Tanto tiempo echando de menos a mi país... Yo siempre digo que hay que irse fuera para saber lo que tenemos... Tenemos que estar muy orgullosos del rojo y amarillo».

    «El himno es de todos»

    Marta Sánchez defiende a ultranza que «el himno es de todos», frente a algunos sectores que creen que el himno y la bandera no representan a la totalidad de los españoles. «Para nada, el himno de es de todos –insiste–. Yo creo que en ningún país se plantean esto con el himno, y en España no sé por qué ocurre. Es la bandera y el himno que representan a nuestro país, más allá de las opiniones independentistas. Es el himno de España, con la aprobación o la desaprobación de quien quiera, pero no deja de ser una canción que me pertenece a mí también como española que soy». «Como me pertenece, la canto porque me apetece y le pongo letra porque creo que no es ningún pecado. Me salió así».

    A la cantante tampoco parece preocuparle que este gesto de españolidad le pueda ocasionar críticas, como les ocurrió recientemente a Joan Manuel Serrat, a Víctor Manuel o a Ana Belén. «En este país, si mueves el pie derecho o el izquierdo, te critican igual».

    Siempre que se ha pedido a Marta Sánchez que hiciera algo por su país, lo ha hecho, como en 1990, cuando actuó con su grupo Olé Olé ante la tripulación de la fragata Numancia, destacada en el Golfo Pérsico. «Fui a cantar a los soldados en un momento difícil en una noche de Nochebuena. Me sentí muy española en aquel acto, pero no mucho más de lo que me sentiría si no hubiera ido», matiza.

    Ayer, preguntada por el entusiasmo que ha suscitado con su particular versión del himno, respondió: «La verdad es que soy la primera sorprendida». Quién sabe si su letra acabará siendo cantada en los partidos de fútbol en lugar del manido «lololo».

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