Anecdotas Legionarias 3

Aquí os incluyo algunas anécdotas más.

Dominus Vobiscum:


El Zoco-el-Arbáa ha sido testigo de muchas acciones legionarias, unas heroicas, otras ingeniosas y otras sin duda graciosas.
La más graciosa sin duda debe ser la manera muy singular de ayudar a misa por un legionario.
Era día festivo, y las Compañías pasaban la revista que precedía a toda formación.
De pronto apareció un Cabo que pregunto:
-¿Hay alguien que sepa ayudar a misa?
Como un rayo cruzo el Cabo frente a la Compañía sin que ninguno de los legionarios se decidiera a realizar una misión tan sencilla. E indudablemente debió de ocurrir lo mismo en las otras compañías de la Bandera pues al poco rato regreso el mismo Cabo reiterando desesperadamente la petición de voluntarios para ayudar a misa.
Al final un legionario dio un paso al frente animado por sus compañeros. De su nuevo cometido no tenía ni idea, sus compañeros más cercanos le dijeron:
-Haz lo mismo que veas hacer al Capellán.
Al sonar el toque de llamada, formo la Bandera sobre la misma carretera con esa exactitud, brillantez y prestancia que solo se encuentran en la Legión.
En el altar, junto al Capellán, apareció el legionario más firmes que un palo, al que sus compañeros habían animado a que se presentara voluntario.
Y así iban las cosas hasta que el Capellán bendijo por primera vez a las tropas asistentes al acto y dijo:
-Dominus Boviscum.
Momento en que el legionario, cansado sin duda del modesto papel desempeñado hasta entonces, y con el brazo en acción de bendecir a los fieles, exclamo muy serio y con voz estentórea y potente:
-Dominus Vobiscum.
Ni la rígida disciplina legionaria, ni la seriedad del acto, fueron suficientes para contener la más homérica carcajada que resonó jamás en Zoco-el Arbáa. Nadie pudo reprimirla, ni los mismos oficiales, siendo al final uno de estos quien termino de ayudar en la misa.

 

¿En La Legión no saben contar?


El Primer Tercio de La Legión se encontraba de captación en el Centro de Instrucción de Reclutas de Camposoto en S. Fernando.
Un soldado firmó el compromiso y al día siguiente llorando se quería borrar. El Capitán le borró, pero en los últimos días insistió en volverse a apuntar.
El Capitán no le dejaba ya que el cupo estaba cerrado y las listas enviadas al Coronel del Centro de Instrucción de Reclutas.
El soldado seguía insistiendo, entonces el Teniente, con la autorización del Capitán, le dijo:
-Salimos de viaje a las 5 de la mañana. Si tienes pelotas te metes en el camión de la impedimenta sin que nadie te vea y ya aparecerás en Melilla.

Al llegar a Melilla ya nadie se acordaba de aquello, pero al contar había uno más y que era el polizón.
Se dieron novedades al Coronel del Tercio de lo sucedido felicitando éste a los Oficiales.
No obstante el Coronel del CIR llamó al Coronel del Tercio para decirle:
-¿En La Legión, no saben contar? Se han llevado un soldado de más.
A lo que el Coronel del Tercio, le contesto:

 

-Querido amigo y compañero 149 más 1 son 150 y 1 que me llevo 151.
Y así es como este legionario que primero lloro para que lo borraran, consiguió al final quedar alistado en la Legión.


Pascual Sánchez Soler 3º/82

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